La empresa continúa hoy fiel a los mismos valores que en sus inicios, esfuerzo, servicio y calidad, siempre con la creencia de que la constancia y la pasión por hacer bien las cosas en el trabajo son la base de un crecimiento certero y constante.
(Gerardo Rejo , gerente de Bodega Rejo).
La historia de Bodega Rejo está inevitablemente ligada a la biografía de un hombre cuya vida estuvo marcada por los cambios y la superación personal. Tras sufrir un derrumbe en La Mina de La Camocha, a consecuencia del cuál llega a perder una pierna, Jesús Rejo Fernández tiene que buscar un nuevo medio de subsistencia para él y su familia, lo que resulta ser una inesperada oportunidad para dedicarse a una de sus verdaderas pasiones, el mundo del vino.
Como todos los inicios, éstos también fueron complicados. La aventura comienza en 1964, en un pequeño local situado en la plaza de La Camocha, dónde él y su mujer, María Blanca Flor Fernández Montes, venden pan, queso, embutidos y un vino que el propio Jesús se encargaba de ir a buscar personalmente por toda España, embotellándolo para sus clientes en el momento de la compra.
Dos años después, en 1966, decide trasladarse a un pequeño local en Gijón, donde se da de alta como embotellador y distribuidor de bebidas. Es entonces cuando comienza realmente la actividad comercial dedicada exclusivamente al embotellado y venta de vinos a negocios hosteleros y otros distribuidores sin zona de embotellado; es entonces cuando se funda oficialmente Bodega Rejo.
En aquel momento, el trabajo de embotellado era totalmente artesanal. La botella se lavaba a mano, por fuera y por dentro, se llenaba de vino con una manguera , se corchaba con una maza y, por último, se etiquetaba con un pincel añadiendo cola a la etiqueta. Inicialmente, todo este proceso era realizado por Jesús y María Blanca, ayudados por su hijo Gerardo, que por aquel entonces contaba con tan sólo 6 años. Doce horas de trabajo daban como resultado unas 20 ó 25 cajas al día (en la actualidad llegan a producirse hasta 220 cajas a la hora ). Por último, Jesús salía a vender el producto por los bares, lo que implicaba una dedicación al negocio de casi 18 horas diarias.
Con el paso del tiempo, la empresa consigue a hacerse un hueco en el mercado asturiano, donde comienza a ser conocida por la calidad de sus vinos y su cuidada factura.
Al tiempo que aumentaba la popularidad de la bodega, ésta iba creciendo, poco a poco, en personal y maquinaria. En 1983, Jesús deja las riendas del negocio a su hijo, el cuál imprime al mismo su carácter emprendedor, realizando cambios de imagen y diseño en los etiquetados e implementando nuevas técnicas de venta. En pocos años, Bodega Rejo se sitúa a la vanguardia del sector, lo que hace que en 1994 tenga que trasladar su sede, por necesidad de expansión, al Polígono Industrial de Mora Garay, localización actual de la empresa.
Ya en las nuevas instalaciones, la gerencia de la empresa se da cuenta de la necesidad de aumentar la oferta de la bodega, más allá del denominado “vino de mesa”, único producto existente en el mercado del embotellado asturiano. Se realiza entonces una apuesta firme por la comercialización de diferentes y exclusivas variedades de vinos, tanto en tinto, en blanco y rosado. En la actualidad la oferta de la bodega es la más amplia y selecta de la región, con más de 17 referencias.
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En la actualidad, Bodega Rejo vive su tercera etapa, esta vez de la mano del propio Gerardo Rejo Menéndez y de sus hijos, Estefanía Rejo Marcos y Gerardo Rejo Marcos, que, como no podía ser de otra manera han heredado la pasión y el cariño de su padre y de su abuelo por la tradición vinícola. Con ellos al frente, la bodega ha centrado su labor en la comercialización de “vinos varietales”, conocidos así por estar elaborados, prácticamente o en su totalidad, con un sólo tipo de uva. Concretamente, la legislación de la Unión Europea considera varietales a los vinos que contienen más del 80% de la uva principal. Bodega Rejo es la única empresa asturiana del sector que certifica y comercializa sus vinos con variedad y añada.
Entre la extensa carta de referencias con que cuenta actualmente la bodega, podemos encontrar variedades típicas como “Tempranillo” o “Tinta del país”, así como “Prieto Picudo”, “Syrah”, “Verdejo”, “Saugvinon Blanc”, “Merlot” o "Ribeiro", entre otros. Esta carta se amplía regular y cuidadosamente, estando siempre abierta a nuevas variedades capaces de sorprender y agradar a los amantes del buen vino.
Bodega Rejo - Certificados
Otra de las características principales de la trayectoria de Bodega Rejo, acentuada también durante la etapa actual, es la apuesta constante por la modernización tecnológica, con el objetivo de ofrecer el mejor producto posible al consumidor final. A día de hoy, cuenta con una bodega en la cual los depósitos de vino son, en su totalidad, de acero inoxidable. Éstos son, a su vez, “siemprellenos”, razón por la cuál nunca tienen oxigeno en su interior, evitando así la oxidación del vino. Además, se mantienen siempre a la temperatura deseada gracias un sistema de refrigeración por frío, que ayuda a que el producto no sufra variaciones durante la campaña.
Dispone, asimismo, de un sistema de microoxigenacion, un proceso por el cual el vino absorbe pequeñas cantidades de oxígeno y se oxida en forma controlada. Esta técnica se utiliza en la elaboración del vino para mejorar ciertas cualidades de éste, tales como el color, el aroma y, en menor medida, el sabor, corrigiendo también los incovenientes propios de fermentaciones inadecuadas. Por último, cuenta con equipos de carbonatación, proceso que consiste en aplicar diferentes gases a los vinos para resaltar sus cualidades organolépticas.
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